En Wood Fields, el 13 de agosto de 1809. Portsmouth (Hampshire)
Apenas me lo puedo creer.
Estar de vuelta a casa es un sueño vivido un millar de veces en las noches en Marsella, prisionero y sin esperanza.
Es por ello que cada vez que me despierto salgo corriendo hacia la ventana para encontrarme con el bello paisaje de la campiña de Hampshire, con las nubes que inundan el cielo y convierten al sol en un secundario en la escena celeste.
Durante estos días me he dedicado, sobre todo, a pasear, a disfrutar de los alrededores de mi casa, con largas caminatas que han durado horas. El dolor de las piernas a la llegada de la noche, por un esfuerzo y no por estar agarrotadas al encontrarme en un pequeño espacio, son del todo reconfortantes.
Pocos conocen mi llegada a Inglaterra, únicamente mis rescatadores y el comandante de la urca que me dejó en estas benditas costas. Por supuesto mi agradecimiento a todos ellos es mayúsculo, y estoy seguro que el destino volverá a cruzarnos. Cuando llegue el momento intentaré por todos los medios de servirles de ayuda, en la medida que sea posible.
Mañana viajaré a Portsmouth para tomar una silla de posta que me lleve hasta Bedford, ya que quiero que mis padres sean los primeros en conocer mi vuelta a casa. Desde allí escribiré al Almirantazgo, donde les informaré de mi huida. A buen seguro me pedirán que viaje inmediatamente a Londres, donde tendré que rendir cuentas por la pérdida de la Prosperine, de la que espero salir bien librado.
También quiero aprovechar para dejar por escrito cómo logré abandonar Marsella, oculto en un carromato lleno de cerdos y pugnando con cada uno de ellos por encontrar el lugar más cómodo posible, así como mi estancia en la finca de la famila Clisson, a la espera de un medio de transporte seguro hasta la costa y después, vía marítima, rumbo a Inglaterra.
Es difícil de creer, desde luego. A mí me cuesta muchísimo, por eso lo dejo por escrito, para ver si el echarle un vistazo a las páginas de mi diario me sirva para ser consciente de lo que ha supuesto esta inigualable aventura.
¡Hola!
ResponderEliminarMis felicitaciones por su reciente libertad Capitan Daniels. Espero el relato de su precipitada y porcina huida (y de paso algunos apuntillos del viaje marroquí... soy una apasionada de los relatos de viajeros, en mi pagina he empezado a colgar el nuestro).
Besos.AlmaLeonor
Ya me había aprendido la fecha de memoria: Jueves, abril 23.
ResponderEliminarLas reclusiones son así, se hacen largas.
Una gran alegría, como no podría ser de otra forma, la de poder seguir nuevamente deleitándonos con sus aventuras. No se aburra capitán. Con su permiso.
ResponderEliminarGracias a todos por su bienvenida, mis queridos amigos. Trataré de escribir más a menudo para mantener vivo este diario.
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