lunes

Otro intento

En Porstmouth, el 10 de marzo de 1808. A bordo de la HMS Circe.

Una vez más vuelvo a pisar las familiares maderas de mi fragata.
Después del fracaso en la misión de San Sebastián (de la cual no he recibido ningún tipo de recriminación oficial), se me ha ordenado de nuevo transportar al señor Oliver en un viaje de semejantes características, aunque en esta ocasión viajaremos más al oeste, concretamente a Ferrol, donde mi ilustre pasajero quiere seguir con sus indagaciones.

Después de nuestro enfrentamiento con las cañoneras, me han entregado otra vez el mando de la Circe, de mayor potencia que la Ranger y que no pierde demasiado en cuanto a su capacidad de maniobra y velocidad.
Además, una vez más cuento con mis hombres de confianza para una misión que puede resultar igual de peligrosa o más si cabe, ya que, en primer lugar, todo lo que sea estar cerca de la costa gallega y del Cabo Finisterre supone un gran riesgo dadas las condiciones climatológicas, y en segundo y no menos importante, Ferrol sigue siendo una de las bases militares principales del país, por lo que su vigilancia será a ben seguro muy exhaustiva.

Dado que el señor Byron continúa convaleciente en Gibraltar (no tengo noticias suyas pero así lo supongo), me han enviado como nuevo primer oficial al señor John Lawyer, al que aún no conozco en profundidad pero que me ha causado una buena impresión, ya que parece bastante competente y no tiene los aires de suficiencia que he visto tantas veces en los oficiales, aunque sean de un rango inferior, de la Armada de Su Majestad.
Zarparemos mañana por la mañana, en cuanto suba la marea, y pondremos rumbo a la costa gallega.

Me habría gustado pasar más tiempo en tierra, ya que aún espero con ansia noticias desde Plymouth y mi querida Lively, por lo que he pasado gran parte del día en el alcázar observando el puerto mientras, a mis espaldas, mis hombres se encargaban de subir a bordo las provisiones en forma de agua, alimentos y pólvora, para esta nueva travesía.
He pensado escribir una carta por si no volviera vivo de esta misión (tengo un mal presentimiento), por lo que me pondré con ella en cuanto tenga tiempo para entregarla a un hombre de confianza o, en un caso drástico, al enemigo que acabe con mi vida y tenga la humanidad suficiente para cumplir mi última voluntad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una pregunta, ¿la Royal Navy realemente hizo este tipo de operaciones? Si es así se la jugaban.

Dani Yimbo dijo...

No cabe duda de que algo de literatura siempre hay, pero incursiones en la costa se produjeron.
Dado que llevo un tiempo con este blog y quería dar mi particular homenaje al bicentenario, es por ello que trato de centrarme en la península.
Un saludo amigo Goyix.