miércoles

Paseo

En Cádiz, el 18 de junio de 1808. A bordo de la HMS Circe.

Inglaterra y España ya son aliadas. Nuestro ministro de asuntos exteriores, el señor George Canning, ha declarado que todo país que se enfrente abiertamente contra las fuerzas de Boney pasará a ser aliado de Gran Bretaña, por lo que se abren las puertas para que nuestras fuerzas tomen parte en el conflicto ibérico de forma oficial.

Es por ello por lo que mi fragata continúa fondeada frente al puerto de Cádiz, pocos días después de que Rosilly se rindiera ante el hostigamiento de las fuerzas españolas en un acto que no tuve la oportunidad de presenciar, ya que se nos prohibió a los ingleses que estuviéramos presentes para que toda la gloria recayera (de forma absolutamente justa) en los verdaderos autores de la entrega de varios navíos de línea.

Aprovechando la paz entre nuestros países, ayer bajé a tierra en compañía de mis oficiales para buscar una buena taberna donde poder celebrar mi cumpleaños, el cual fue hace más de diez días pero sin que haya tenido tiempo de reunirme y tomar algo a mi propia salud.

He estado a punto de dar permiso a los marineros para que nos imitaran, pero algo en mi interior me previno de ello, ya que aunque España e Inglaterra son aliadas, aquí aún escuece, y mucho, la hostilidad que se ha mantenido a lo largo de los años.
Al margen de que históricamente Cádiz ha sido uno de los puertos más codiciados por nuestros marineros, ya que aquí desembarcaba buena parte del oro llegado de las indias, en la célebre batalla de Trafalgar de hace tres años fueron muchos los gaditanos, la mayoría sometidos por las levas, los que murieron, por lo que mis sospechas quedaron confirmadas en cuanto pisé tierra.

En compañía del teniente Byron, el sargento de infantería Basket, el contador Davies y al marinero Paint en función de sirviente y, por qué negarlo, para servirnos de sus puños llegado el caso (a pesar de que aparentemente se podría tachar de enclenque su fama de púgil en las riberas del Támesis es casi mítica), pisamos tierra.
Desde el primer momento ya pude comprobar por mí mismo que no éramos del todo bien recibidos, ya que aunque muchos oficiales nos devolvían los saludos amistosos, el pueblo llano nos observaba con desprecio, y allá por donde pisábamos éramos seguidos por miradas de odio e insultos, por lo que apenas nos detuvimos en nuestro caminar, y prácticamente trotábamos.

Pero al margen de esta tensión, la verdad es que Cádiz es una ciudad realmente preciosa, y da gusto sentarse con un sol muy limpio dándote en la cara mientras oyes la risa de los niños y hueles el aroma de las flores que inundan las plazas.
La comida es exquisita, prácticamente a base de pescado con algunas verduras, y el vino, bien fresco, le da fuerzas a uno para atacar por sí mismo el alcázar de un tres puentes.

Con los estómagos ya llenos, seguimos con nuestro paseo por la ciudad, y admiramos el imponente edificio de la catedral, que a pesar de que se encuentra rodeado de andamios y con mucha actividad a su alrededor, sus formas me han resultado muy atractivas, y la combinación del blanco de su fachada y del cielo azul se convierte en un espectáculo sencillamente precioso.
Después nos adentramos por las calles, muy estrechas, con los característicos balcones poblados de geranios y chiquillos correteando a nuestro alrededor mientras teníamos nuestros monederos a buen recaudo.

Después paseamos por la playa, en la otra cara de la ciudad, y el señor Davies, que ha viajado por buena parte del mundo, nos aseguró que Cádiz tiene una línea muy semejante a la Habana. Sobre ello estuvimos discutiendo hasta que fue cayendo la noche y decidí que era el mejor momento de volver al barco, ya que no quería que la noche nos atrapara en medio de una ciudad desconocida.

Después de este pequeño descanso, mañana, en cuanto suba la marea, zarparemos para dirigirnos a Gibraltar, a la espera de nuevas órdenes y ponernos así al día de los conflictos que se siguen desarrollando a lo largo de la península.
Intuyo que pronto volveremos a la acción.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Capitán Daniels este día de su diario, pasa dirctamente a mis favoritos.
Felicidades, de moemento este y el de los Franceses en Cadiz es el que mas me gusta.
Siga así Capitán.

Dani Yimbo dijo...

Gracias señor, espero seguir dándole motivos para estar en tan selecta lista.
Con su permiso.

General José Lopes de Souza dijo...

Olhão, 18 de junio del 1808

Capitán Daniels:

Como deberá saber, hace tan solamente dos días ordené en el pueblo de Olhão, en el vecino Algarbe, qué si hiciera la primera sublevación en Portugal contra los franceses.
Hemos aprisionado en ese día 16 unos 58 franceses, pero el enemigo común continua a solamente una legua de este memorable pueblo.
En esa misma fecha un capitán de la vecina ciudad portuguesa de Tavira llamado Sebastian Martinez Mestre y mis enviados del pueblo de Olhão han ido a parte de la vuestra escuadra que se encuentra en la barra del río Guadiana (con el Coronel Leslie y el General Spencer), para pedir vuestra ayuda y socorros en un momento tan delicado. Desafortunadamente vosotros han dicho que no nos podían ayudar, qué tenían pocos recursos y provisiones.
Menos mal que nuestros hermanos españoles de Ayamonte nos han cedido 130 fusiles.
Todavía nuestras armas son insuficientes y por lo tanto os rogo más una vez que tengan en cuesta nuestro pedido de socorros. Para que lo sepa, y antes que sea demasiado tarde, he vuelto ayer a hacer un idéntico pedido al Governador de Ayamonte, el Marqués de Carrión, que todavía me indica que espera ordenes de la Suprema Junta de Sevilla para me poder ayudar más, como se podrá entender a través de su carta, que aquí transcribo:

"La deplorable situación en que V. SS. se hallan y nos manifiestan con fecha de ayer no ha podido menos de penetrar nuestros corazones con el sentimiento más vivo y de que no podrá deprenderse tan fácilmente aumentándolo en sumo grado la imposibilidad de poderlo socorrer con armas por no tenerlas; y con tropas por carecer de Ordenes para ello: si esta o aquellas llegaren prontamente según lo esperamos, no perderemos momento sin pasarlo a noticias de V.SS. para su inteligencia asegurándole que el plausible objecto a que se dirigen sus deseos nos merece al mayor concepciones que por nuestra parte cooperaríamos gustosísimos en cuanto nuestras fuerzas permitirán si no lo estorbasen por ahora las causas que llevamos manifestadas”.

Como sé que por ahora Cádiz está libre del inimigo comun, y que muchas embarcaciones inglesas estan venindo para el Guadiana, queriendo evitar el pasaje de las tropas francesas que están en Castro Marin y Vila Real de Santo Antonio para el lado español, espero que nuestros rogos sean ahora atendidos por nuestros aliados ingleses.

Dios guarde a V.S. muchos años,

General José Lopez de Souza